No es que ya no te quiera,
te sigo extrañando.
Rodeada de farolas,
ruido incesante,
gente ensimismada
en un sueño profundo.
Te vuelvo a recorrer,
después de tantos años.
Voy despacio,
disfruto de respirar tu pureza.
Caminos de arenisca,
montañas de pizarra,
la gama de color
de tu follaje,
tu tranquilidad infinita.
La libertad,
que ya hace años
dejó de seguirme,
cuando vino la consciencia.
Lo siento,
ya no recordaba
lo que te quería...
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