El eclipse de la roca a la luna roja

Desperdicicié energías en batallas perdidas
antes de ser comenzadas,
será el parenteso y el amor
que tengo con las rocas.

Una vez mas en la madrugada,
la ciudad en mi ventana,
el cementerio de luces.

La luna casi extinguida se tiñe de rojo,
se confunde entre el humo
de fábricas que la rodean.

Será la extrema quietud de las calles,
árboles de centenarias raíces
que siquiera este enfurecido viento consigue mover,
aunque alguna de sus ramas logre quebrar.

Ordenador desordenado

Presiono una y otra vez la tecla de apagado,
pero mi mente no responde,
continúa encriptando,
intenta decodificar lo que le es ilegible,
intento descubrir cual es la clave.

Quizás sólo sea necesario resetear,
o tal vez formatear sin miedo 
el contenido almacenado,
del que miles de virus se adueñaron.

Soy un ordenador desordenado,
bloqueado,
sigo hibernando, 
buscando cual es la clave.

El muro de la mente

Llevo ya días observándote,
tus ojos tristes,
tu andar sin ganas,
mirando sin ver nada.

Te ahogas en tu angustia
y el mundo te sobra.
Buscas rincones vacíos,
en que los árboles
sean los únicos que te hagan sombra.

Has perdido la luz
y no eres capaz de soñar.

No puedes hacer,
perdió el sentido,
no te dejan volar.

Sólo quieres dormir
para no pensar,
aunque tus ojeras delaten
horas escasas
y aparezcan arrugas que no tienes.

Tu mente,
tu muro,
muere tu mente.

Barrera que no te deja ver,
que te impide respirar.

Tienes todas las enfermedades...
Que sólo tu puedes curar.

Septiembre y las flores secas

Abrir los ojos al despertar,
y estar tumbado un lecho lleno de flores secas,
de ausencia
que no encuentra explicación.

Esperar sin esperar,
ser libre sin serlo,
ahogarte en un mar estéril
de lágrimas que no llegan a recorrer el rostro.

Querer sin querer,
abrazar las sombras
y perseguir su figura
huyendo de sueños oscuros.

Besar por si es la última vez.

Renovaremos almas

Renovaremos almas 
por los sueños que no nos dejaron construir.

Destruiremos los recuerdos para poder seguir,
que a nosotros los miedos no nos impidan ser, 
ni crear.

No nos rodearon de algodones,
aunque nosotros los envolviésemos en seda
y nos olvidasen al paso del viento,
que no nos llegó a rozar.

Vomitaremos sábanas,
teñiremos cuerpos,
escalaremos hacia el firmamento
robando alguna estrella.

Pensar para vivir...

Pensar, pensar...
Hoy ya no lo haré para destruir,
lo haré para crear,
volver a nacer,
volver a soñar.

Abandonaré los retales que imprimí
en otros cuerpos ya olvidados,
vomitaré las sombras,
que me cegaron.

Se acabará la lucha,
entre el cerebro y el corazón,
porque nunca debieron estar separados
del objetivo único.

Pensar, pensar...
Lo que eres hoy,
lo que desearás ser mañana.

Pensar para construir,
para vivir de lo que hoy eres dueño.

Enfermo terminal

El capitalismo es un enfermo terminal
que ya nació infectado,
y que ha ido extendiéndose.
Alargando la agonía de gran parte de la sociedad,
que ha ido perdiendo sus defensas,
viendo normal su perdida de poder,
de libertad,
morfina la ideología, 
que invadió el capital.
Muero, 
pero al menos no me duele,
soy un enfermo inmortal.