Nos fumamos la primavera,
hoy arderá su recuerdo.
Desesperada,
hará su último intento,
comenzará con la luz y el calor,
para terminar apagándose en la ciudad del viento.
Resurgirá de las cenizas,
casi sin aliento,
las hojas secas
en los próximos meses serán su alimento.
No volverán las golondrinas,
y la hiedra seguirá tupida,
trepando,
encontrando recovecos,
enredándose más y más,
entre lo viejo y lo nuevo.
Deslizará pues su fuerza,
entre el pasado y el presente,
dirigiéndose a lo incierto,
sabiendo,
que nos volveremos a fumar la primavera.
Admiraremos su sombra en el fuego,
mientras se quema en la hoguera
y el papel se desintegra dulcemente
entre rituales ancestrales
que disimulan su despedida.
Dejemos de fumar,
esta sociedad necesita una primavera continúa,
para florecer y empaparse,
despertar.
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